"Aquel que pretenda educar con un grito siempre a la espera, con un látigo en las manos o un premio en el bolsillo, debe saber que está presentándose como un impotente, en tanto su palabra no es suficiente para representar la ley"

domingo, 29 de agosto de 2010

CASTIGO vs SANCIÓN

Si buscamos ayudar a formar en la autonomía, en la capacidad de hacerse responsable de lo que hacemos, de tomar decisiones, de actuar guiados por la ética, debemos pensar en que es lo que deseamos cuando castigamos a un niños. ¿Queremos que no vuelva hacer lo que no queremos que haga? ¿Deseamos que aprenda por qué esta mal hecho algo en particular?


Para pensar lo anterior, Piaget hizo una diferenciación importante entre sanciones por reciprocidad y por castigo, ya que en repetidas ocasiones se utilizan castigos que nada tienen que ver con la falta. ¿Qué tiene que ver el dulce que me prohíben comer por haber rayado la pared? Las sanciones por reciprocidad están directamente relacionadas con la acción que queremos sancionar y con el punto de vista del adulto, y tienen el efecto de motivar al niño a construir reglas de conducta a través de la coordinación de puntos de vista.


Piaget (1932, Capítulo 3) discutió seis tipos de sanciones por reciprocidad:

Exclusión temporal o permanente del grupo: Cuando el niño comete una falta, tendrá la opción de cambiar su comportamiento o deberá retirarse del lugar en el que se encuentra. Eje: interrumpe la película que están viendo, se le dice, o dejas ver la película o te vas tu cuarto a hacer tus cosas allí. Se le da la opción de que decida que hacer.

Consecuencia directa y material de la acción: Se le hace ver al niño cual es la consecuencia de sus actos. Si dañas tu juguetes no vas a tener con que jugar. Si dices mentiras nadie va a creer lo que dices.


Privar al niño del objeto del que ha abusado: Si el niño desea hacer uso de determinado objeto, tendrá que ganarse este derecho. Serán pues de vital importancia los compromisos que asuma para respetar los turnos, no maltratar el objeto o saber en que momentos puede o no puede utilizarlos.


Hacer al niño lo que el niño ha hecho a los demás: En ocasiones hacemos algo a otra persona porque no nos ponemos en su lugar, hacerle al niño lo mismo que ha hecho puede llevarlo a conocer el punto de vista del otro. Eje: si no me prestas atención, cuando me hables tampoco lo hare.

Indemnización: El niño debe reparar el daño que ha ocasionado. Por ejemplo, si un niño pequeño derrama pintura en el piso, la reacción apropiada puede ser decirle "¿te gustaría ayudarme a limpiarlo?".

Una simple expresión de desagrado o desaprobación: Una simple expresión de desagrado, una mirada o un gesto puede ser más efectiva que un castigo. Si un niño quiebra un plato, por ejemplo, generalmente se siente mal y una simple expresión en dicha situación lo conducirá a ser más cuidadoso en el futuro que cualquier castigo.

Piaget indicó que todas las sanciones precedentes pueden degenerar rápidamente en castigos, si no existe una relación de afecto y de respeto mutuo entre el niño y el adulto. El respeto mutuo es, por cierto, esencial para el desarrollo de la autonomía del niño. Es probable que el niño que se siente respetado por su forma de pensar y sentir, respeta la forma en que piensa y siente el adulto.


Basado en el texto de Constance Kamii.

KAMII, Constance. La Autonomia como finalidad de la educación. Implicaciones de la teoría de Piaget. Universidad de Illinois. Circulo de Chicago EN: http://www.fundacies.org/articulo000.php

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